Al final, o al principio porque sólo va poco más de un año de gestión bajo las manos de Cristina Fernández, si se evalúa no muy rigurosamente los acontecimientos que se han dado en el poder político y el gobierno en los últimos meses, es fácil comparar a Kirchner con una topadora que se lleva por delante todo lo que se le para frente a su imponente carrocería.
Ya nadie puede contradecir la idea de que Néstor Kirchner controla por medio de sus impulsos repentinos y desmedidos los hilos del país, ya sea desde el epicentro kircherista en Santa Cruz, hasta la fortaleza impenetrable en Olivos.
El miércoles 3 de diciembre todos los diarios nacionales publicaban en sus filas la decisión implacable del gobierno de echar a su Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de medio ambiente por el “despilfarro, la mala gestión y las torpezas ambientales” que según el oficialismo, ella habría protagonizado.
Más allá de los números que se puedan mostrar sobre el gasto del presupuesto, hecho que se repite en casi todas las aristas del poder K, Piccoloti fue el motor que impulsó la ley de protección de glaciares que días atrás la Presidenta habría vetado. Quizás por intereses empresariales, quizás por el oro que es posible encontrar o quizás porque Cristina no es una fanática del medio ambiente, lo cierto es que la Secretaria enfrentó los intereses de los altos rangos; tardó muy poco en cobrar.
El 12 de noviembre se leía en los periódicos la no clara renuncia o denuncia del que era en ese momento el Superintendente de Servicios de Salud y también recaudador de fondos de la campaña de Cristina Fernández. Éste habría salido del gobierno a partir de una pelea con la Ministra de Salud, Graciela Ocaña, kircherista, a raíz del Triple Crimen de General Rodríguez, una astilla que parece estar metiéndose cada vez más y más en el dedo de la presidenta según documentos revelados principalmente por Crítica de la Argentina. Según aquella información, la Jefa de Estado habría sido beneficiada por donaciones que Sebastián Forza había destinado a la campaña presidencial de la actual mandataria, como principal bastión de Lanata.
En declaraciones públicas, el ex superintendente había colocado a Ocaña en el lugar de la responsable de designar al supuesto narcotraficante como presidente del comité de acreedores del hospital francés.
Sumado a todo esto, Capacciolli era uno de los pocos aliados del ex Jefe de Gabinete, Alberto Fernández que permanecía en el poder. Y aquí hay un enlace. Alberto Fernández. Será por un efecto “paso al costado” o por una simple casualidad, pero la imagen del ex número dos de los Kirchner gozó de una mejoría tras haber dejado el poder en una renuncia posiblemente muy anunciada. Los K no pudieron tolerar esa situación y marginaron a Fernández del poder tras pasar un período de supuesta cooperación desde afuera.
Por la obviedad no habría que mencionarlo, pero las premisas todas sirven para probar la idea. Julio César Cleto Cobos es hoy un ermitaño de la concertación. Un radical en el poder “peronista” K, impensado. El ya fritado y refritado “voto no positivo” del vicepresidente Cobos para con el proyecto de la ley 125 en la Cámara de Senadores de la Nación logró para él la auto reclusión por su parte en su despacho legislativo. No pisa la Rosada hace meses y ni hablar de su relación con la Presidenta, su Presidenta, nulidad. Fue marginado, y hoy ignorado y ninguneado por sus compañeros de fórmula. Ha sido desplazado del poder de una manera que no tiene precedentes.
Para finalizar, la primera baja. También por las retenciones móviles hacia el campo, el tema que ha tomado más víctimas y causado más daños visibles que cualquier otro en este corto lapso Cristiniano. Además, mejor no olvidar que Martín Lousteau además de haber propuesto la 125, también tomo la ingenua decisión de confrontar al más temible y perverso de todos los integrantes de este gobierno: Guillermo Moreno. No tenía muchas chances, pero al momento de su renuncia nadie se imaginaba que sería el primero y no el último de los desplazados.
Como bonus track y a partir de una interpretación completamente relativa, se puede decir que el INDEC, el Instituto Nacional de Estadística y Censos también fue dejado de lado. Instrumento vital para la transparencia democrática en el poder, a cargo de revelar los números de la economía nacional, los precios tangibles para el pueblo, la canasta básica familiar y el dinero necesario para sobrevivir, la inflación y muchos temas más. Fue, también, “echado”. Al designar a Guillermo Moreno y a su “patota” como interventor del organismo eliminó toda transparencia, toda veracidad y toda credibilidad al instituto. Desplazó hasta a la verdad, la más increíble verdad que nadie se anima siquiera a imaginar. Esa realidad que tanto amenazaba con desmentir y refutar los dichos oficiales acerca de aquellos números que nunca rozan ni la mitad de la verdad, ni el 0.5 por ciento de ella.
Por suerte todos estos ejemplos fueron dados dentro del territorio de la República. Ahora el Presidente de la República Oriental del Uruguay, Tabaré Vázquez se opuso a que el ex Presidente Néstor Kirchner ocupe el lugar del secretario de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y amenazó con retirar a su país de la cumbre si eso ocurriera. ¿Cómo lo desplazarán? Ya reiteraron su posición de no intervenir en los cortes de ruta de Gualeguaychú que tanto reclama el país vecino. ¿Qué pasará?
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